Un día mirando el
cielo te regale una estrella,
La plasme en tu
memoria para que vieras lo que veía
Una semejanza mística
al amar.
Veía en ella tus
lágrimas y la carencia de las mías,
La belleza de su luz,
con la fineza de tu cara,
Es hermosa pensé,
esperando que entendieras
Que esas palabras eran
ya, posesión solo tuya.
“Hermosa” te susurre tranquilo
Y ese suspiro de amor
fue mi último de razón.